Hola a
todos, espero que se encuentren con todas las energías y los animo para seguir
adelante.
Este
escrito vuelve un poco al mensaje original del blog, ustedes sabrán a lo que me
refiero y creo que por el título de la publicación ya saben a qué se refiere.
Hoy
encontré entre libros viejos, mi primera Biblia, me causo mucha nostalgia porque
con ella viví muchas cosas, buenas y otras muy malas, encontré entre sus páginas
3 sobres para ofrenda de la Iglesia Vida Abundante en Tegucigalpa (Iglesia que
frecuentaba) y ninguno lleno, por desgracia… también encontré varios mensajes
anotados, un Post-It con el listado de alabanzas que canté ese domingo en la
iglesia y un mensaje que una muy buena amiga anotó en la portada de mi Biblia
el 27 de marzo del 2013. Vaya, qué tiempos aquellos. Empecé a recordar cuantas
predicas no preparé con este libro, cuantos consejos no encontré en ella, unos
que di y otros que recibí cuando más lo necesitaba. A lo largo de los años la leí
3 veces desde el Génesis al Apocalipsis. Recuerdo que con ella prediqué en mi
iglesia en Marzo del 2012, el siguiente viernes después de la muerte de mi
hermano menor y aún recuerdo el mensaje que di esa noche, lo llamé Ceder o
Dominar, de hecho lo pueden encontrar entre las publicaciones de este blog.
Siempre me
pregunté qué pasaría por la mente de las personas que un día sirvieron a Dios dentro
de una iglesia, al otro día su vida da un giro total y hoy es un miembro activo
del “mundo”.
Siempre quise
entender qué ocurre con el esposo que le es infiel a la esposa o ella a él aun
siendo miembros de la iglesia, siempre entrar en la mente del hombre o la mujer
que sirven dentro de la congregación y se dan al pecado o al joven que siendo
ministro de alabanza termina su servicio y la intimidad comete pecado o el
hombre que un día fue grande y hoy lo vemos como un vil alcohólico.
Saben qué?
Pude
responderme esa pregunta.
Me bastó
solamente un minuto para darme cuenta que no pasa nada. Sí, así es, uno no
planifica dejar de asistir a una iglesia, simplemente es como quedarte dormido,
no sabes en que momento ocurrió.
Les
pregunto. Recuerdas en qué posición te quedaste dormido anoche o la hora en la
que te quedaste inconsciente? Estoy seguro que no lo recuerdas.
Un minuto
bastó para asimilar que en realidad nuestra mente no está pensando en “voy a
salir de aquí”, simplemente pasa. Muchas personas {La gran mayoría,
lastimosamente} critican y señalan a las personas que por X o Y razón dejan la
iglesia y se alejan de Dios, pero pocas saben por qué. Perdonen pero nadie
NUNCA podrá entender el nivel de arrepentimiento de un alcohólico si JAMAS tomo
una gota. O nadie NUNCA podrá entender al adultero, al violador, al fumador,
nunca podremos entender al homosexual o a la lesbiana, nunca podremos saber qué
piensa el que estuvo preso por asesinar a sangre fría o al drogadicto si NUNCA
ESTUVIMOS EN SUS ZAPATOS. Aclaro con esto, no estoy diciendo que hagamos tales
cosas, líbreme Dios.
Un minuto
fue suficiente para entender que nunca planificamos dejar a Dios de lado,
simplemente sucede. La iglesia activa debe saber dos cosas:
1. No es posible
que todavía seamos ovejas de bate en mano golpeando al que está en el suelo,
herido y que tengamos el botiquín de primeros auxilios lleno de polvo.
2. El poder de la
RESTITUCION sigue vigente, no tiene fecha de caducidad.
Basándome
en la Biblia podemos ver a Ananías en el Hechos 9.
¿¡Cuantos
Ananías no necesitamos en este momento!? De esos que vengan a nosotros y nos
digan “Hermano levántate” desgraciadamente hoy la iglesia (no todas) se ha
convertido en una maquina clasificadora de cristianos, tal como lo hacen en las
fábricas procesadoras de granos, unos los dejan para mercado local, otros para exportación
y lo demás se desechará porque no sirve.
Solamente
basta un minuto para entender que no somos nada en este mundo y que es posible
que un día nosotros nos encontremos en el lugar del hermano caído, Dios no lo
permita.
Cuando mires
un hermano caído, detente y toma un minuto para ponerte en su lugar y en ese
insignificante minuto te darás cuenta que simplemente se quedó dormido y que
necesita un Ananías que llegue y le diga “Hermano levántate!”
El caído,
Mario!
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